Conclusión General
En términos generales, se constituye una forma histórica de democracia, globalizada en sus decisiones, en una creciente integración al bloque del norte y en ruptura con América Latina, altamente penetrada por las oligarquías y que tiene cierta estabilidad cuando reposa en partidos o coaliciones de partidos de derecha con capacidad para crear consensos. El Estado nación descansa en un nuevo bloque de fuerzas: América del Norte, oligarquías globales, clases medias, hegemonía empresarial, predominio del centro político, organizaciones sociales integradas. Ese nuevo bloque de fuerzas le imprime a la política un rumbo, una hegemonía, hasta ahora indisputada. Se dibuja entonces una democracia con dificultades para representar y equilibrar a la pluralidad social y que responde básicamente a los grupos de poder y a una clase política que monopoliza la política.
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